todoy nada
5.5.11

La costurera supo ir a la Feria

La costurera además de coser y coser, una vez fue a la Feria.

Más vale malhumorada por el calor incómodo. Encima que hay que arreglarse desde temprano. Encima el viaje. Porque después no podés bajar y ponerte algo ahí. Y tampoco se puede ir así nomás.

Nosotros arrancamos a las ocho y pico… nueve. Después cuando llegamos tomamos un cafecito en un patio armado adentro mismo. Con el decorado perfecto. Mesas, sillas de hierro blanco retorcido. Arbolitos altos sintéticos. Música.

Escritores había. Firmando cada tanto en los stands. Y después cosas del mundo. De países que una ni enterada. O material de las provincias, gente vestida típica que te atendía y te daba folletos.

A mí me llaman la atención las novelas comunes. Pero eso se puede conseguir acá tranquilamente. Así que por ese lado ni fu ni fa.

Los libros para chicos también me gustan.
Me encanta por ejemplo María Elena Walsh que ahora le hacían algo.
Por ese lado una lástima no poder ir.
Aunque también tenés que enganchar el día justo porque espectáculos hay. Y charlas. De todo.

Pero de acá el colectivo de la excursión sale tal fecha, y te toque lo que te toque.

Ojo que tampoco te da “tanto” el tiempo como para estar escuchando o viendo algo una hora seguida. Porque es una hora que te perdés de recorrer. Y no llegás. No llegás a ver todo.
Además los de la excursión te llevan al trote, y por más que andes suelta y quedés a tal hora en tal lugar andá a perderte ahí adentro.

Eso sí, es un paseo hermoso. Por más de mi sofocón aquella vez. Supongo que para esta altura debe estar todo más aclimatizado. Con aire acondicionado de esos que van colgantes por los techos. Como en el banco. Y con tanta gente que ha de haber que cada año dicen que se llena más.

Ahora, todo de muy buen gusto. Claro que esas cosas no se notan hasta no estar en el lugar. El confort quiero decir. Yo lo que he visto en los diarios o en la televisión es precioso.

Cuando estuvimos había unos libros de fotografía regios. Los libros de fotos salen caros.
Pero lo bueno es que te dejaban hojearlos. Cuerpos blanco y negro. Desnudos por completo. O fotos así, como pinturas estridentes.

¡Pero qué lindo andar por las alfombras como cuando hay función en el teatro! ¡Todo colorado y con luces! Y verse rodeada de libros. Como de miles de retratos las tapas.

Para mí ciento y pico, o doscientos como mucho. Para poder comprarse uno o dos libritos tamaño chico, picotear algo adentro. Más la entrada. Y el pasaje.
Y el remis hasta ¿de dónde es que salía el micro?





contacto

mail
la culpa es mía


site feed

xml
rss comments


ultimos comentarios



archivos

mayo 11
abril 11
mayo 10
abril 10
mayo 09
abril 09
mayo 08
abril 08
mayo 07
abril 07
mayo 06
abril 06
mayo 05
abril 05
home

links

fundación el libro
corregidor

blogs colaboracionistas

balcón
cordín de kevlar
inventario de otredades
palimpsestos
wimbledon
linkillo
et in arcadia ego
acteón dural
el fantasma
hargentina
che caribe
días de darcy
mosca cojonera
a través del uniberto
santos y demonios
cañonazo
milanesa con papas
maguila
phantom circus
mínimas

créditos

powered by blogger

banner y tunning: me