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todoy nada |
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![]() El Sur también escribe
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Crónica de una caída anunciada ![]() Yo les avisé. Había al menos un cartel que estaba flojo. Les dije: "Atornillen bien que se cae". Y se cayó nomás.
... probando, probando... ¿Me escuchan? Estamos tratando de establecer comunicación con el satélite... ... estudios centrales, ¿me escuchan? Parece que no hay recepción. O se cayó el sistema o me están pisando el cable. Intentaremos más tarde.
![]() ![]() Para estar a tono con el título, les aviso en este instante, o sea tarde, que la Feria ya empezó. Una lástima. Porque si hubieran ido hoy hubiesen tenido la oportunidad de mirar libros con absoluta tranquilidad como pueden observar en el documento gráfico que nos acompaña. Pero todos sabemos a qué va la mayoría de la gente a la Feria del Libro. No va a mirar libros, va a tomar Fernet gratis. Así que no creo que estén demasiado apenados por este anuncio tardío. Lamento comunicarles que este año la cosa se puso un poco difícil. Todavía no tuve tiempo de recorrer demasiado, pero una caminata rápida me permitió advertir que el puestito que estaba prácticamente pegado mi stand el año anterior, ya no está. Y no sólo eso, en todo el Pabellón Verde no encontré ningún otro. Pero como sé que a ustedes los desvela y yo sólo intento ofrecerles un servicio, me tomé la ardua tarea de encontrar al menos uno. Y sí, había. El tema que me preocupa es que está al final del final mismo. Es decir, donde el Pabellón Amarillo casi se nos cae. No creo que encuentren dificultad en llegar hasta él, lo que me inquieta es que después de ingerir varios vasitos no puedan retornar a la salida que esta vez queda lejos. Sabrán ustedes, entonces, evaluar su cultura alcohólica. Lo único que despertó la calma reinante en el predio fue el paso raudo y veloz por los pasillos de la Sra. K. Podrán observar en la fotografía el tumulto que armó y el peinado tan moderno que lucía. No les voy a hablar del acto inaugural porque eso lo pueden leer en cualquier lado. Nada más por el día de hoy. Además de buscar el puesto de Fernet y sacar estas fotos, no hice mucho más. Perdón, olvidaba el café con papas fritas que me invitó un amigo. En otra oportunidad, hablaremos del tema bares, otro punto insoslayable a tratar.
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![]() ![]() A ver si atornillan bien todo eso que hay más de uno que se está cayendo.
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![]() Los planitos están preciosos, divinos. Dentro del contexto, claro está. Teniendo en cuenta que los grandes son cada vez más grandes, y los chicos somos cada vez más chicos. Y no estoy hablando ahora de planos. Uno se esfuerza y trata de que el stand quede respetable. Con eso ya es suficiente. Se recicla lo que sirve, y lo que no sirve también. Entonces le das los planos a Carlitos y le decís: ¿entendés? Sí, claro, responde. Quedate tranquila que te lo dejo hecho una pinturita. Y vos te quedás tranquila. Bah, tranquila más o menos. Porque la experiencia pesa y vos sabés que dos años atrás Carlitos armó el stand exactamente al revés de lo que los planos indicaban. Y todo con una precisión milimétrica. Entonces, te volvés a juntar y le decís: ¿Estás seguro que entendés, no? Por supuesto, responde, con los estantes del año pasado más cinco más estamos hechos. ¡¿Cómo?! ¿Cuántos estantes teníamos? Teníamos 30, Carlitos. Y ahora, si mirás el planito precioso que te hice, hay 50. Faltan 20, ¿entendés? 50-30=20. ¿Pero cómo? ¿Estos no eran paneles?, dice. No, Carlitos, no, esta pared es de estantes también, ¿no los ves? ¿Dónde? Acá, ¡¿no los ves?! Hubiera jurado que seguían los paneles... No, Carlitos, no, no siguen los paneles. ¿Y esto qué es, entonces? ¡El mostrador, Carlitos, el mostrador! ¿Te das cuenta que hoy es lunes, Carlitos? ¿Que el miércoles comienza el armado? ¿Que el sábado a la mañana lo quiero listo? ¿Que tengo que tener tiempo de llevar la gráfica y los libros? ¿Que si no pongo los libros va a ser la feria de los clavos, los paneles y los estantes? Quedate tranquila, en una patada tenés todo listo. Sí, me imagino, una patada. Me imagino y rezo.
![]() No todas las Ferias fueron ni serán iguales. Hubo algunas en particular que fueron marcadas por distintos momentos del país. Daniel Collico Savio recuerda la versión post crisis de 2001. Miro mi billetera y tengo un verde, pero de cinco pesos. Es domingo y la crisis que se precie de tal merece continuar en otoño. Vuelvo en la bici del club mientras pienso eso, caen hojas amarillas en la avenida Sarmiento -sabrá Sarmiento, querrá renunciar también, será que no lo dejan- y fluyen cientos de autos quién sabe adónde; qué es esto, ¿de veras hay Feria del Libro? Freno ante la columna. Como cada año, la gente acude en tropel y se siente perfectamente culta en la Feria, como quien pretende excomulgarse de un año de televisión. Tal vez -meditan las masas en sus vehículos-, todo se trata de frotarse con una emulsión para curarse una dermatitis. Sigo la analogía, la Feria del Libro es un dermaglós que cura un eczema cerebral, una crema eficaz para superficies del hipotálamo -pero dámela con receta, tengo un 60%, dame una entrada gratis, pero ah los libros son tan caros, mirá JarriPoter, entonces para qué, ni patis había en la Feria, vámono gorda, vámono al Rosedal que está fenomeno-. Esquivo la columna yendo a contramano: es la manera más civilizada que tengo de andar en bici por Sarmiento. Sólo debo esquivar otro tipo de bestias, los caballos en sus mateos (sabrá Mateo, recaudador de impuestos, habrías abjurado de proponer su nombre para esos carros de escaso folklorismo). La bosta equina se yergue adusta en montículos precisos; de algún modo esto me autoriza a tomar en contramano la calzada circular y bajar por Santa Fe. Me admiro de la nueva arquitectura bancaria, con su estética de persianas bajas que hacen más inútiles los Banelco, presas del metal. Llamen al arquitecto pero para qué, si debe estar en la Feria del Libro. Sigo hasta el microcentro un rato después, ya habiendo dejado la bici y agarrado el auto. El tránsito hasta Nueve de Julio es fluido, y el microcentro está lleno de peregrinos bancarios. Siete cajeros inútiles en el Boston Central al unísono desafían todas las leyes probabilísticas, aduciendo un único cartel "cajeros con problemas". Me digo que debería buscarme un cartel semejante para mi persona, y le digo algo al vigilante, algo que pretende ser una ironía, pero ya no estamos ni para registrar variaciones. El tipo esperaba una puteada y se alza de hombros. En las paredes del microcentro desierto sobreviven dos propagandas que me apresuro a anotar: "Bansud: viva el presente con nosotros" y "Citibank: donde el dinero toma vida". Sumo ambas frases miembro a miembro y me da "Libres pero en bolas". Me gusta más, en recuerdo de un estilo orgulloso, perdedor y radical. Me estoy por quedar sin nafta y soy un elegido pues a) Hay nafta, b) Aceptan tarjetas. Miro con fruición la tarjeta de débito de mi vieja y quisiera transformarme en Savio María para poder usarla, o al menos parecer una vieja de setenta por algunos minutos. Vacilo ante explicaciones varias: "gentilhombre, maese cajero, en realidad me llamo Carlos María Savio, pero claro, esta gente de las tarjetas, usted sabe". Al ritmo de la crisis tal vez logre parecerme a una vieja, y no haga falta más. Sigo con cinco pesos. Dos días después, camino por el microcentro con Sylvie y Daniel. Nos abalanzamos sobre un cajero despoblado de gente y de letreros adversos. Al momento, se forma una cola atrás nuestro. "¿Y, da pesos o no da pesos?" Nos preguntan. Nosotros les hacemos hombritos, inmunes o temerosos a cualquier contacto con seres del Planeta Microcentro. Un instante después, se descifra la trama celeste. Mi saldo es de 4.20$, y todo mi esfuerzo del fin de semana por conseguir algún cajero útil no es más que una farsa, igual que lo que ocurre en el país, igual que la Feria del Libro, pero con un viso (Visa) mayor de realidad. Mientras tanto mi gerente se enoja, Remes Lenicov renuncia y yo quiero mi capita de Harry Potter para desaparecer.
![]() Para empezar endulzados Cordín nos deleita con un romance. por la feria ellos caminan como barco a la deriva el encuentreo se avecina en el stand 'comiquería' el es diego, ella es iris el es leo, ella piscis el hojea una nippur, ella libros de solano la tensión es abrumante, grueso el hielo separante no hay motivos no hay excusas no hay coraje ni hay musas parten raudos por la feria con el alma a la miseria por la feria ellos caminan como barco a la deriva
Como Iván dejó secar su Balcón y la Feria todavía no comienza, se entretuvo en seleccionarnos una muestra imperdible del libro de visitas de la página de la Feria.
![]() Ahora me va gustando un poquito más. Podría ser mejor, pero ya estamos funcionando. Aclaremos un tanto las cosas. Todo aquel que sienta que quiere aportar algo, puede hacerlo aquí y me encargaré de subirlo. Si alguno, y esto ya sé que es pedir demasiado, va a formar parte en alguna medida de este evento y se le ocurre que sus aportes pueden sumar más de uno, me avisa y lo habilito para que se sienta con la libertad de postear cuando se le ocurra. Como habrán visto el listado de "blogs colaboracionistas" está vacío. De ustedes dependerá que no quede así. Ahora, llega a terminar la feria y ese listado continúa en el mismo estado que el día de hoy, tendrán que atenerse a las consecuencias que no tengo la menor idea de cuáles serán pero algo se me va a ocurrir. Esto todo por ahora. Ampliaremos.
Como decíamos días atrás, falta poco para que comience la Feria del Libro. Y nuevamente no pienso privarlos del placer de acceder a la información verdaderamente relevante. Y cuando digo relevante, ya saben a qué me refiero. Pero este año, nos veremos enriquecidos además con crónicas gráficas. Imágenes, igualmente inútiles, acompañarán a los textos. O no los acompañarán, pero estarán allí. Y como si todo esto fuera poco, estrenaremos casa nueva. Y digo "estrenaremos" y no "estrenaré" porque planeo contar con la colaboración invalorable de ustedes. Como habrán visto, el nuevo blog está vacío, en blanco. Por eso invito a quien lo desee a aportar lo que crean inútilmente necesario. Pequeñas o extensas crónicas, experiencias pasadas, presentes o futuras, imágenes, efectos deseables o indeseables producto de esta convocatoria anual e impostergable. Ya mismo pueden empezar, espero ansiosamente lo que deseen enviar. Una última cosa, odiaría sonar como Neustadt pero no me dejen sola.
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